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Los problemas de salud que causa el calor: efectos en el cuerpo y el sueño
El calor extremo puede tener consecuencias graves para la salud, comenzando con algo tan básico como la dificultad para dormir.
Este problema aparentemente menor puede desencadenar una serie de efectos negativos en el organismo, que van desde el malestar general hasta complicaciones médicas graves.
Cuando las temperaturas suben, el cuerpo trabaja arduamente para mantener su temperatura interna estable. Esto se logra principalmente a través del sudor, un proceso que, aunque necesario, puede llevar a un aumento en la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Este esfuerzo extra puede ser especialmente peligroso para personas con problemas cardiovasculares, respiratorios o renales, ya que su capacidad para manejar el estrés térmico está comprometida.
La falta de sueño debido al calor es una queja común, pero sus efectos no se limitan a una simple noche de mal descanso.
La interrupción del sueño puede llevar a irritabilidad, disminución de la concentración, dolores de cabeza y un mayor riesgo de confusión. Estas reacciones no solo afectan el bienestar emocional y cognitivo, sino que también pueden aumentar el riesgo de errores y accidentes en la vida cotidiana.
El sudor, además de ser un mecanismo de enfriamiento, puede llevar a la deshidratación, especialmente si no se reponen adecuadamente los líquidos y electrolitos perdidos.
Este riesgo es particularmente alto para personas con enfermedades renales o neurológicas, como el Parkinson o el Alzheimer, quienes pueden no sentir sed de manera adecuada.
Las olas de calor también pueden exacerbar enfermedades crónicas, llevando a un aumento en las hospitalizaciones por condiciones como insuficiencia renal, infecciones del tracto urinario y complicaciones metabólicas relacionadas con la obesidad.
Estos efectos no son triviales y representan una carga significativa tanto para el sistema de salud como para los afectados.
En términos más amplios, el calor extremo puede influir en comportamientos y actividades que aumentan los riesgos para la salud.
Por ejemplo, el aumento de eventos al aire libre y el consumo de alcohol durante los días calurosos puede llevar a un incremento en las emergencias médicas relacionadas con intoxicaciones y accidentes como ahogamientos.
La capacidad de una persona para enfrentar el calor también está influenciada por sus condiciones de vida. Las personas que viven en entornos más pobres, sin acceso adecuado a la refrigeración, son particularmente vulnerables.
El acceso limitado a medidas de enfriamiento, como el aire acondicionado, puede hacer que estas personas enfrenten mayores riesgos de complicaciones por el calor.
En conclusión, el calor extremo es un desafío serio para la salud pública. Desde afectar el sueño hasta agravar condiciones médicas preexistentes, sus impactos son amplios y variados.
Es crucial que las personas tomen medidas para mantenerse frescas e hidratadas, y que los sistemas de salud estén preparados para manejar el aumento de problemas de salud relacionados con el calor.