
La verdad detrás de la hípica: ¿Deporte o maltrato disfrazado?
Charlotte Dujardin y el látigo: una historia repetida
En un video reciente, la medallista olímpica británica Charlotte Dujardin fue vista azotando a su caballo con un látigo 24 veces en menos de un minuto.
Esta escena ha generado una gran controversia y ha llevado a su descalificación para los próximos Juegos de París. No es el único caso: la asociación animalista PETA también denunció al jinete Carlos Parro por forzar peligrosamente el cuello de su caballo.
La cuestión de si la hípica es un deporte legítimo o simplemente una forma más de maltrato animal está en el centro del debate.
La defensa de la Federación y la realidad incómoda
La Federación de Hípica y los domadores insisten en que los caballos son tratados como atletas de élite, con dietistas, preparadores físicos y fisioterapeutas. Según Venancio García, secretario general de la Real Federación de Hípica de España (RFHE), los caballos siempre reciben un tratamiento "exquisito".
Sin embargo, la realidad es que estos animales son sometidos a un riguroso régimen que incluye el uso de diversos instrumentos para asegurar que sigan las órdenes de los jinetes.
¿Un ejercicio de libertad o de dominación?
Marta Tafalla, profesora de Filosofía y especialista en ética animal, critica la hípica por su esencia de dominación. "El caballo no elige participar, y mucho menos entiende de medallas o competencias", afirma.
Tafalla compara este deporte con el circo, donde los animales realizan actos contrarios a su naturaleza para el entretenimiento humano. Para ella, la hípica es más un ejercicio de dominación que de libertad.
Castigo y corrección: la dura verdad de la doma
Ignacio Moreno, jinete y domador, defiende el uso de la fusta y otros instrumentos como herramientas de corrección, argumentando que a veces es necesario castigar al caballo para corregir su comportamiento.
Sin embargo, María Manglano, veterinaria equina, considera que cualquier acto que obligue a los caballos a realizar acciones no naturales es una forma de maltrato, aunque no llegue a ser físico. Para ella, el uso de látigos y otros instrumentos es un claro ejemplo de violencia hacia los animales.
Normalizar el uso de animales: ¿Dónde trazamos la línea?
El uso de animales en deportes como la hípica, la tauromaquia y la caza ha sido normalizado a lo largo de los años. Sin embargo, cada vez más personas se están dando cuenta de que estos deportes no tienen sentido y son, en última instancia, formas de maltrato animal.
Para Tafalla y Manglano, es hora de reevaluar cómo tratamos a los animales y considerar si realmente tienen lugar en actividades que los obligan a comportarse de maneras que no son naturales para ellos.
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